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GLOBAL ANÁHUAC
ANALISIS
/ MARTES 16 DE FEBRERO DE 2021
Por: Catherine Prati Rousselet*
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) es, dentro del conjunto, particular: 1) es la única tripartita toda vez que reúne representantes de gobiernos, empleadores y trabajadores de 187 Estados miembros y 2) es una de las pocas en haber existido antes de la creación de la ONU.
La OIT nace en 1919, en la Convención de Paris, encargada de abril a junio de aquel año de redactar los cinco tratados de paz (Neuilly, Saint Germain, Sevres, Trianon y Versalles) que pusieran fin a la Primera Guerra Mundial. Su acta fundacional figura en la Parte XIII del Tratado de Versalles (Art. 387 a 399), persiguiendo la “justicia social como esencia para alcanzar la paz universal y permanente”.
Primera en transformarse en organismo especializado (1946), actualmente promueve el programa de trabajo decente bien remunerado que pretende contribuir a la mejora de la situación económica y condiciones de trabajo de los trabajadores del planeta. También, declaró 2021, Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil, buscando alcanzar la consecución de la meta 8.7 de la Agenda 2030 que consiste en: “Adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.
A finales del verano pasado, se logró por primera vez en la historia de la OIT, la ratificación universal del Convenio 182 sobre las Peores Forma de Trabajo Infantil (puesto en vigor el 19 de noviembre de 2000). Si notables progresos se han realizado en la materia, las estadísticas son aún abrumadoras ya que la explotación de menores está invariablemente asociada con (entre otros) inestabilidad social (conflictos armados no internacionales, delincuencia organizada) ausencia de desarrollo, marginación, pobreza, disfunción familiar, irrisoria escolarización, falta de oportunidades laborales para los padres y de protección social para la familia.
En México, la encuesta más reciente (con datos del último bimestre de 2019) revela que 11% de menores de entre 5 y 17 años se encuentran en situación de trabajo infantil. Una cifra escalofriante.
En 2015, México ratificó (finalmente) el Convenio 138 sobre la Edad Mínima de Admisión al Empleo, adoptado en 1973 y que entró en vigor en 1976. Ante el eslogan de la próxima V Conferencia Mundial sobre el Trabajo Infantil (Sudáfrica, 2022): “COVID-19: Protejamos a los niños contra el trabajo infantil, ¡ahora más que nunca!”, una llamada de atención se impone, ¡ahora más que nunca!
*Coordinadora de Posgrado y Educación Continua. Facultad de Estudios Globales. Universidad Anáhuac México.